domingo, 19 de abril de 2015

Desarrollo del lenguaje

La evolución del individuo, su integración y autonomía personal y social, dependen en gran medida de la adquisición y la evolución del lenguaje.  

En personas con síndrome de Down, aparecen dificultades lingüísticas y de comunicación, manifestándose de distintas maneras y grados dependiendo de la persona. 
El desarrollo del lenguaje en estas personas sufre un retraso respecto a otras áreas del desarrollo, sobre todo existe un enorme desajuste entre el nivel de comprensión y el de expresión.

El proceso del desarrollo del lenguaje en el niño con síndrome de down:
  1. Presenta dificultades y problemas en el desarrollo prelingüistico y lingüístico. Cuando son bebés, su madurez se retrasa hacia los cinco o seis meses, con respecto al niño de desarrollo normal. Las producciones verbales y las características de los sonidos producidos por los pequeños Down varian más que los otros bebés.  
  2. La evolución del balbuceo se empieza a observar a partir de los 12 15 meses y difiere  del que se presenta en los niños regulares en que es un poco más tardío y menos frecuente. 
  3. Las consonantes oclusivas aparecen de manera normalizada durante los primeros seis o siete meses. Las vocales  las dominan claramente, excepto la u.
     En el caso de la evolución comprensiva, es paralela a la de un niño de desarrollo normalizado, aunque sufre carencias debido a otros déficits, como la organización del comportamiento. Durante las primeras etapas evolutivas, sus iniciativas conversacionales son menores, no son capaces de dirigir la mirada al otro receptor o al objeto referido verbalmente. La consecuencia es la imposibilidad de establecer mecanismos de asociación, menor vocabulario y retraso en la comprensión y producción verbal.
Los enunciados gramaticalmente sencillos y de extensión media pueden ser bien entendidos.

Como hemos explicado en entradas anteriores, tienen dificultad para realizar operaciones mentales más abstractas, para sintetizar y extraer lo importante del mensaje que se le da. Todo ello, impide su organización de pensamiento, de la frase y repercute en la adquisición de vocabulario y de estructuración morfosintáctica.
   

    La expresión del niño Down, entre los cuatro y seis años, se caracteriza por frases de dos o tres elementos, pero igual que el niño regular de dos a tres años, comprenden la carga semántica. En la edad adolescente y  adulta, su expresión gramatical es aún deficiente.   
La emisión de su discurso refleja una cierta incoherencia, falta de relación lógica entre los elementos que lo componen, debido a trastornos en la estructura espacio-temporal, a esa falta de relación de síntesis entre situaciones nuevas y anteriores ya vividas y a su particular razonamiento.


Las dificultades expresivas se producen, entre otras cosas, por los siguientes factores:   
  • Dificultades respiratorias: la mala organización de la actividad respiratoria produce falta de potencia y capacidad para mantener y prolongar la respiración.  
  • Trastornos fonatorios: implican alteraciones en el timbre de la voz, que es monótono y gutural.  
  • Trastornos de audición: las pérdidas auditivas varían de ligeras a moderadas.
  • Trastornos auriculatorios: debido a la hipotonía lingual bucofacial, malformaciones del paladar, inadecuada implantación dentaria inmadurez motriz, etc.   
  • Tiempo de latencia de respuesta: aumentado.
Un problema que viene a complicar el desarrollo articulatorio en el niño Down sería la coarticulación de los sonidos de la lengua, debido a:
  • La hipotonía de los músculos que intervienen en la movilización de los órganos implicados en la articulación de los sonidos.
  • Un retraso en la maduración neuromotriz.
  • Malformaciones problemas orgánicos.
  • Una deficiencia auditiva que varía de ligera a moderada.
Sin embargo, el niño trisómico logra establecer un vocabulario mínimo entre los cuatro y cinco años, combinar palabras para crear enunciados (con tendencia telegráfica pero con carga semántica adecuada) y comprender que estos enunciados tienen gran utilidad para poderse desenvolver con otros niños y manejar intercambios de vivencias.  
   
Por tanto, el niño Down posee características comunes al resto de los niños, sólo que el lenguaje aparece tardío y se retrasa  más que otras fases del desarrollo.  
Su compresión es mayor que su expresión oral y utiliza más sustantivos que verbos, preposiciones y otros componentes; sus oraciones son más cortas y concretas, y sufren problemas de articulación, destacando falta de claridad en la dicción. Los recursos que utilizan para hacerse comprender son los gestos y la mímica

   Existen también dificultades en su voz. Ésta es nasal y ronca, debido a la hipotonía de sus cuerdas vocales, a que su paladar es hipnótico y ojival, a una implantación dental defectuosa y una morfología particular de la cavidad nasal.  El tartamudeo puede ser frecuente.

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